el mejor auto classico de mexico
La historia del Volkswagen Sedán en México comienza en el mes de marzo de 1954,1 2 3 4 dentro del marco de la exposición "Alemania y su Industria". Por este motivo, entra a través del puerto de Veracruz un cargamento compuesto por cuatro vehículos distintos y "peculiares": dos Volkswagen Sedán 113 en versión Export, un Volkswagen Sedán Cabriolet, y una Volkswagen Combi (tipo 2) de pasajeros en versión de lujo. Su destino es ser mostrados en dicha exposición, "Alemania y su industria" que se celebró en las instalaciones de Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México.
Cabe mencionar que el mercado automotriz mexicano estaba compuesto en aquella época por marcas y modelos de origen estadounidense de gran tamaño y grandes cilindradas, que contrastaban enormemente con la propuesta del fabricante alemán. Esta exposición se llevó a cabo dentro de las instalaciones de la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, durante la cual estos vehículos llamaron poderosamente la atención de los asistentes. Estos Volkswagen Sedán eran del modelo llamado "oval window", por su medallón trasero de forma ovalada. Fue tal la reacción hacia este pequeño automóvil, que el ex-presidente mexicano Lázaro Cárdenas llegó desde Michoacán para conocerlo. La prensa publicó inmediatamente la noticia a ocho columnas, bajo el título El “Hombre del pueblo” con el “Auto del Pueblo”. Posteriormente sería conocido popularmente como Vocho.
Los primeros pasos en México[editar]
Todavía en ese año surgieron dudas sobre su durabilidad a largo plazo. Así que tres semanas antes de la Carrera Panamericana, el Príncipe Alfonso de Hohenlohe (quien era descendiente de un amigo de Ferdinand Porsche y entusiasta de los automóviles residente de la Ciudad de México), decidió participar con siete sedanes en la ruda competencia, de 3.211 kilómetros de longitud, para demostrar su calidad. Al final de la carrera los siete sedanes terminaron la prueba, aunque no lo hicieron en los primeros lugares. Estos autos contaban con motores de 4 cilindros y 1.2 L de cilindrada; corrieron contra autos de ocho cilindros. Algunos diarios informaron sobre el rumor de que llevaban motores Porsche, por lo que se llamó a un experto mecánico de Houston, Texas, que certificó que los motores eran originales de Volkswagen y sin modificaciones.
Lo anterior propició la creación de la empresa Volkswagen Mexicana, S.A., en ese mismo año de 1954. Además, motivó a Hohenlohe a fundar la Distribuidora Volkswagen Central, S.A. de C.V., que abrió sus puertas al año siguiente, siendo la primera concesionaria Volkswagen en suelo mexicano.En ese mismo año se ensamblan los primeros 250 vehículos a través de la planta de Automex. En junio se firma un contrato con Studebaker-Packard de México para el ensamble del Volkswagen Sedán, que provendría de Alemania como CKD (Completely knocked down), es decir, desarmado. Fue un acuerdo cuya vigencia duró hasta octubre de 1961. Estos modelos ya presentan el medallón de forma rectangular.
Al año siguiente, en 1962 se establece la primera planta propia en Xalostoc, Estado de México, que recibe el nombre de PROMEXA (Promotora Mexicana de Automóviles), iniciando actividades en junio del mismo año, a un ritmo de 10 automóviles ensamblados al día.
En enero de 1964, se constituye la empresa Volkswagen de México, S.A. de C.V.
Al año siguiente, en junio de 1965 comienzan los trabajos de construcción de la planta de Volkswagen de México en las afueras de la ciudad de Puebla, en un terreno de 2 millones de metros cuadrados. En esa época la producción hecha en Xalostoc era insuficiente para la creciente demanda.

La oscura historia del Vocho, la incómoda verdad
En 1931 la empresa checoslovaca Tatra construyó un vehículo prototipo que denominó V570, que tenía un novedoso motor refrigerado por aire de dos cilindros montado en la parte trasera. En 1933, Tatra presentó un segundo prototipo del V570 con una carrocería aerodinámica y un motor V8. El motor V8 situado en la parte trasera del vehículo presentó todo un reto para el creador de los diseños, el ingeniero austriaco Hans Ledwinka quien militaba en las filas de Tatra.
En el mismo año (1931) Tatra presenta el T77 V8 y con ello muchas de las soluciones de enfriamiento eficaces para un motor alojado en la parte trasera de un vehículo cuyo sistema de refrigeración fuera precisamente por aire.
En 1936 Hans Ledvinka devela para Tatra el T97 un vehículo de diseño aerodinámico, con un motor de cuatro cilindros encontrados (Boxer) de 1,749 cc, enfriado por aire situado detrás del eje trasero e impulsión (en las ruedas traseras).
Las similitudes entre el Tatra T97 y el KdF-Wagen (Kranf durch Freude) desarrollado por Ferdinand Porsche bajo las ordenes de Adolfo Hitler eran tantas, que la empresa Checoslovaca Tatra entabló una demanda contra Porsche por plagio de diseño e ideas.
Durante el proceso de demanda en 1938 el propio Ferdinand Porsche reconoció que muchas veces había visto “sobre el hombro de Ledvinka” y justo antes que se dictara una sentencia y el gobierno Checo estableciera el monto de la indemnización, Hitler –como cuenta la historia- le dijo a Porsche “Yo voy a solucionar a mi modo el problema entre Tatra y Volkswagen”.
Ese mismo año Alemania invadió Checoslovaquia y el asunto legal evidentemente se detuvo por completo, 500 vehículos T97 fabricados por Tatra fueron confiscados y con el paso del tiempo olvidados.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, Tatra emprendió nuevamente el proceso judicial en contra de Ferdinand Porsche y de la empresa Volkswagen y en 1961 mediante un acuerdo extrajudicial Volkswagen “creadora" del Kdf-wagen, mejor conocido como Beetle pagó a la empresa Ringhofer-Tatra tres millones de marcos alemanes.
¿Ustedes creen que si Porsche no hubiera sido culpable, VW habría pagado esa descomunal cifra en 1961?
Esa es la razón por la cual VW no celebró los 75 años del Kdf-wagen en el 2013, y prefirió esperar al 70 aniversario del "Vocho" ya fabricado en 1945 en la Alemania aliada, después de la Segunda Guerra Mundial. VW tuvo la “cautela” de no revivir esa vieja historia que involucró a personajes de la talla de Adolfo Hitler, el desconocido Hans Ledvinka o el habilidoso Ferdinand Porsche que antes de probar su genialidad en el banco de dibujo, demostró sus dotes de “observador” –sobre el hombro de Ledvinka-